domingo, 6 de noviembre de 2016

La carrera hipócrita

Como muchos de vosotros sabréis, hoy hashtags como #CarreraMujer o #MareaRosa inundaban las redes... A excepción de algunas salvajes que pese a apuntarse en la carrera para dar soporte a la lucha contra el cáncer (el valor de las inscripciones van a AECC para investigar), han tenido la osadía de correr encendiendo un cigarrillo (una paradoja: luchar contra el cáncer mientras corres fumando), el resto de participantes, aunque sea postureo, corren por una buena causa, así "en todo lo malo hay algo bueno" se cumple. Sin embargo, no puedo resistirme a diseccionar ciertas cosas que debido a lo bonito de la carrera han quedado totalmente maquilladas y, en consecuencia, pasadas por alto.

La primera de todas es que al inscribirte, se pasa por alto que una empresa va a quedarse con todos tus datos y que se acepta cederlos a terceros para ofrecimientos comerciales (o sea, cederlo a terceros para estudios...). A diferencia de otros registros en el que se tiene la opción telemática de rechazar que tus datos sean cedidos, en este caso no existe y hay que enviar una ratificación según la LOPD mediante correo ordinario, seamos sinceros, no creo que nadie lo gestione . #HiddenBusiness #GreatProfits

Otra que me encanta, y que es practicada generalmente por casi todas las empresas que organizan el día contra el cáncer de mama, es hacerte creer que donan casi en su totalidad los beneficios de los objetos diseñados para ese día, tras leer la letra pequeña de muchos eventos en los que se vendía un artículo para la lucha del cáncer de mama, sólo se donaba el 10%  como máximo, sinceramente, para eso es mejor darlo directamente a la AECC. Era el despampanante caso de Oysho, que siendo patrocinador oficial, sólo donará el 10% de la venta de los artículos vinculados a la carrera de la mujer: nadie hace nada gratis y el señor Ortega de algún sitio tiene que sacar dinero para luego pagar las máquinas que regala a la seguridad social para hacer mamografías o para salir en la lista de los más ricos de España, a ver si alguno se iba a pensar que el hombre iba a donar el 100% a la AECC por una buena causa a pesar de que le sobren los billetes. Eso sí, Oysho ha pagado a las animadoras, las chicas de gimnasia rítmica ganadoras de la medalla olímpica, ya que forman parte de su campaña promocional de ropa para deporte. #Capitalismo #NadaEsGratuito

Ahora hablaré del pabellón 1 de la Fira de Barcelona en plaza España... En buena hora se me ocurre participar en esta cosa, supongo que todos sufrimos algún momento de enajenación mental, y ya me veis, yo que no soy capaz de correr 100 m sin casi usar el ventolín y que no voy a piscina desde hace 5 meses por falta de tiempo, decido que voy a ir a esta carrera con una motivación personal que no voy a desvelar (porque a nadie le importa y porque no quiero dar mal ejemplo... Se cumple de nuevo "en todo lo malo hay uno bueno" y es que doné dinero a la AECC aparte de la inscripción). Bien, regresando al asunto, me veis salir apurada del trabajo para ir a buscar el kit consistente en una bolsa de 2'5 kg (te lo avisan en la web que vas a cargar como una mula cómo se te ocurra ir a buscar el de 10 compañeras...), un dorsal con un chip y una camiseta. Ilusa de mí, pensando que en media hora habría terminado... Más de una hora y media de cola, y cuando salí de allí la cola aún era peor, una cola que comenzaba a la salida del metro y que recorría la avenida de Maria Cristina, además del patio donde se encuentra el pabellón 1 y dentro del pabellón continuaba la cola hasta una de las aristas del recinto, dónde se encontraba el lugar dónde te entregaban el dorsal y la camiseta de la talla que necesitaras, luego había que desplazarse a otros mostradores para recoger la bolsa de 2'5 kg.

¿Y para qué necesitan un pabellón entero? Aquí ya comienza la verdadera hipocresía, el pabellón estaba lleno de stands, una isla de ellos totalmente lícita ya que se trataba de asociaciones relacionadas con el cáncer o maltrato de la mujer, algo que va totalmente ligado al evento que es por y para las mujeres (o por lo menos su esencia sería esa al comienzo de todo), organizada por voluntarios y familiares de mujeres afectadas por el cáncer. Pero entonces comienza el tufillo hipócrita: un stand de maquillaje (mujer, al natural no estás bien a diferencia del hombre, maquíllate), un stand de depilación láser con descuento (mujer, tú no puedes tener un solo vello en el cuerpo a diferencia del hombre, depílate hasta el los sitios que no se ven y que está médicamente contraindicado que te hacemos descuento), un stand de una famosa clínica de fertilidad (mujer, tú no puedes tener hijos porque te echan de la empresa y cuando logras algo de estabilidad se te ha pasado el arroz, así que vente a la clínica que así queda solventado el asunto, te chutaremos de hormonas en vez de concebir cuando tienes la edad para hacerlo, porque, repito, sino la empresa te echa, y también te haremos un descuentillo), varios stands de productos de dieta (mujer, tú estás gorda, y como no sabes comer correctamente, en vez de darte unas clases de nutrición impartidas por nutricionistas, preferimos regalarte cereales y tortitas de dieta para que te gastes el dinero, pero igualmente, queremos decirte que tu peso no está bien, que estás gorda y que tienes que adelgazar),  pilas de revista "Hola!" (mujer, sabemos que eras ampliamente culta y por eso vamos a regalarte algo para despertar tu intelecto: prensa rosa), un stand de terapias naturales (porque mujer, sabemos que sois unas histéricas dignas de Freud y que lo vuestro son tonterías que se arreglan con placebos). Pero mujer, sabemos que en lo avanzado del siglo XXI hemos de incorporar productos que denoten que la posición de la mujer ya no está como en el siglo pasado, por eso te regalamos: 1 botella de agua micelar para desmaquillarte con 3 euros de descuento (que sabemos que el maquillaje te hace falta con urgencia), 1 muestra de un tipo de detergente (mujer, que sabemos que lo tuyo es fregar y que el hombre no coge estropajo alguno ni se preocupa por la limpieza), 1 bote de mayonesa ligera y varios productos dietéticos (mujer, que estás gorda, que te pongas a dieta), 1 lata de cerveza 0% (mujer sabemos que quieres darte a la bebida pero eso no está bien, porque luego friegas en eses, mejor la cero).

(Fotografía: RUN&WIN)

No sé, que se lo hagan mirar, patrocinar no significa meter con calzador los productos de la empresa, a veces, con poner el logo es suficiente, es para una buena causa, no aprovechemos para meter cosas sin sentido en una bolsa (o tomadas como un insulto a la mujer si se analiza) y producir lesiones de espalda... Si de verdad quieren apoyar la lucha contra el cáncer pueden: montar una exposición divulgativa de las investigaciones realizadas con los fondos de AECC (las marcas que patrocinan tienen departamentos de marketing de sobras para hacerlo) y que quien ayude a diseñarlo ponga su logo como patrocinador de la exposición. Incluir productos unisex (productos que podrían también en una bolsa si se tratara de una competición masculina). Organizar charlas patrocinadas por las marcas o por instituciones gubernamentales que ayuden a la población a alimentarse correctamente, prevenir "X" tipos de cáncer... #MareaHipócrita



martes, 1 de noviembre de 2016

El Vulgar Inglés

A lo largo del año siempre tenemos fechas en las que hemos de adquirir algún detalle, regalo para algún conocido o algún ser querido. Mi atareada vida apenas me permite un momento para dedicarle al blog, así ha estado expuesto cual desierto plagado de estepicursores, producto de la vida de esclavitud, que cuando concentra cuatro días de vacaciones hace que los lagrimones resbalen por las mejillas pensando en dormir 7-8 horas diarias y trabajar menos de 12...


Regresando al tema que ocupa esta entrada, la adquisición de regalos y la irremediable interacción social con esos seres que existen tras el mostrador de emblemáticos lugares tales como El Corte Inglés, o El Vulgar Inglés, nombre que representaría más toda la nueva plantilla que ha ido contratando esa maravilla de "superdotados" llamada RRHH...  Si bien antes recuerdo que los vendedores se desvivían por ir tras el cliente, quizás por la comisión, llamando señora o caballero al posible comprador, con cierta etiqueta, tablas y educación del que ciertas personas disfrutamos en un establecimiento comercial, ahora además de no ayudar y no tener ganas de vender, la educación ha quedado fuera de los requisitos... Así como Carrefour limpió su imagen intentando con esfuerzo desvincular el tipo de dependientas, que muchas películas de autor españolas han mostrado en las pantallas en su máximo de vulgaridad, además de su rediseño de espacios, parece que El Vulgar Inglés ha querido captar todo aquello que nos hace viajar en el tiempo a aquella superficie comercial llamada Pryca con baldas simples y productos mal apilados, contratando a este maravilloso estereotipo de dependienta, desde su versión más joven hasta la más madura. Así pues, si antes la señorita o la señora o el caballero del corte inglés te preguntaba educadamente si necesitabas ayuda, ahora una señora de cabello de tinte de bote, platino o negro, que masca chicle porque parece que le es imposible estar 8h sin algo dentro de la boca, te ignora por completo. He perdido la cuenta de las ocasiones que he dejado de comprar algo porque no había nadie que quisiera cobrar lo que tenía pensado comprar en las manos, otras en las que he presenciado escenas Dantescas que desprenden una falta de educación absoluta versus la corta edad de la dependienta, ya no sirve el discurso de "Oh, pobrecita, es que criándose en el polígono de padres de fuera no ha tenido oportunidad...", no, la susodicha ha tenido las mismas oportunidades que mis colegas o yo misma, reconozco que de una deficiente educación pública (y puedo decirlo alto y claro porque la he sufrido), pero las ha desperdiciado. De hecho, en la época de mis padres la gente ya tenía oportunidades en las ciudades, así que ese discurso no sirve, si es una mal educada, si es una grosera, si desprende vulgaridad desde la médula mascando el dichoso chicle, abriendo y cerrando la boca de tal forma que parece que tanto le daría estar en El Vulgar Inglés que en una gasolinera con algo dentro, es porque quiere. Así pues, doy las gracias a RRHH por darme la razón de nuevo demostrando su infinita inutilidad y capacidad para estropear las cosas, si ya el Corte Inglés iba en decadencia, RRHH lo ha terminado de rematar con esta nueva selección de dependientas transformándolo en "El Vulgar Inglés".

Sin embargo, otros establecimientos, imagino que también víctimas de la consultora de RRHH que les hace la selección, se han visto afectados. Es el caso de una famosa cadena de medias y bañadores que comenzó muy bien, pero que fue decantándose hacía el "horterismo" máximo con los bikinis lo cual provocó que sólo me desplazara allí para adquirir medias, un artículo que considero correcto. Siempre voy a la misma tienda, por lo que he podido saborear amargamente la decadencia del nivel del personal que contratan año tras año... Esta misma semana he visitado la tienda de medias, en uno de los centros comerciales más visitado por las familias de renta media-alta y que, recientemente, recibe un influjo de rentas bajas a causa de la apertura de una tienda de ropa de bajo coste, que parece haberse adaptado perfectamente a este nuevo influjo a diferencia del resto de tiendas. Y es bien sabido por el marketing que a ciertas clientas no las puede atender cierta dependienta, porque la dependienta y su forma de atender acaba formando parte del producto que se vende y justifica de alguna forma el precio. Bien, pues pude disfrutar cual espectador de un documental de Félix Rodríguez de la Fuente cómo aquel ecosistema de dependientas de fauna ibérica, dignas del Vulgar Inglés o del mercadillo, y no el de Palo Alto (lugar en el que se estafa a las pijas o en el que mucha gente parece tener un palo en algún orificio de su cuerpo a juzgar por esa cara de estirados y amargados pese a sus extensos ceros en positivo de la cuenta corriente en España o Suiza...), atacaban a la nueva miembro del equipo, posiblemente, refuerzo de Navidad. Semejante espectáculo digno de un aula de la ESO en el que la veterana abeja reina aplastaba y marcaba territorio frente a la nueva, que recibía una bronca por haber dejado una caja de metacrilato transparente llena de medias en el suelo para buscar mi talla. Luego la mandaron cruelmente al almacén a por otras medias de colección que le pedí, la encargada, la única que parecía acorde a los orígenes del centro comercial, fue incapaz de poner orden en aquel diminuto espacio, de alquiler desorbitado, entre las 5 dependientas, las 10 personas que se amontonaban haciendo cola, las cajas de medias y bolsas de devoluciones por el mini-mostrador y la música poligonera, fiel a la veterana, que sonaba a todo volumen. Estuve tentada de irme, de no comprar nada, por el espectáculo lamentable que estaba presenciando y por el agobio, pero para un día tranquilo que tenía para hacer compras de ropa básica (los que van muy ajetreados saben perfectamente que necesitan más de 30 piezas de ropa interior y recambios básicos como calcetines o medias para pasar 1 mes sin poner lavadoras, "just in case", porque no sabes cuándo se te va a complicar todo tanto que no vas a poder ni poner una lavadora o cuándo puede petar la lavadora y dejarte sin ropa limpia... Quien trabaja 12h diarias y sólo puede poner 1 lavadora a la semana sabe perfectamente de lo que hablo...). No sé cómo la encargada no ordenó que quitaran la música o reprendió a todas por su comportamiento, aquello parecía una verdulería. Estas no eran unas complejo de pretty woman, estas eran del perfil "El Vulgar Inglés".