Y mientras la mayoría de la población se acopla a esta ola general, en este caso la Navidad, tenemos a los que he bautizado como "héroes de la verdad", aquellas personas que dilucidan todos los mensajes que el resto, arrastrados por la vorágine de la normalidad, ignoran en su día a día. Problemas que amenazan a la humanidad son resueltos gracias a todos estos héroes silenciosos que luchan, día tras día, por hacer un mundo mejor, alcanzar la verdad y sembrar para que otros héroes del futuro continúen el amargo y flagelante camino de la verdad que siempre está rodeado de incomprensión, además de espinas.
Nadie entiende la soledad a la que están sometidos todos estos héroes de la verdad, incomprendidos, ignorados, repudiados por la normalidad. Siempre silenciosos, pues, los Q3 no llenan las portadas de prensa, pero es dónde se encuentra la verdadera ciencia, muchas veces alcanzando la categoría de milagro ante un presupuesto que brilla por su ausencia, pero en dónde éste se ausenta, el intelecto se encumbra en el trono de la verdad. ¡Ay de los Q1 falsos que han dado la vuelta al mundo! Pero los Q3 pasan silenciosamente, no son para el vulgo, son para los héroes de la verdad del futuro, ellos sabrán identificar las piezas del puzzle que les hagan falta para seguir construyendo.
El camino de la verdad no es sencillo, pero en el país de los ciegos el tuerto es el rey, y, aun espinoso, siempre es mejor ver el camino que formar parte de la corriente sin control llamada normalidad. Todos estos héroes me dan fuerzas para proseguir mi propio camino, el cual, a veces, considero un sinsentido en el que la verdad no tiene cabida, pero debo llegar al final (dónde los agradecimientos no son verdaderos, ni esa brizna de libertad se me permite).
Como uno de estos héroes dijo una vez "The financial trusts and the states are the real thieves of the world".
¡Gracias Héroes de la verdad!
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