La niña de misa de 12 ha cumplido los 30 años, criada en el seno del OPUS pero sin formar parte de la Obra (opción de libre elección para el resto de su familia y respetable siempre que sea lo que uno quiere, el ser humano tiene libre albedrío y si quiere vivir con las normas del OPUS: sea). Y así, sin formar parte de la obra, se ve atrapada en una vorágine moral que no quiere pero que defiende y vive como buena cristiana. La experiencia me dice que cuando alguien hace las cosas sin sentirlas fervientemente, se sume en una cárcel invisible que él mismo se construye. Y así, la vida de la niña de misa de 12 se balancea entre meter carne en el asador y confersarse antes de ir a misa, llevar bikini siempre a excepción de cuando va de vacaciones con la Obra. Y el problema es que la niña de misa de 12 tiene más de fulana que de cristiana, le gusta más vaguear que honrar al trabajo, le gusta presumir de sus miles de compromisos, pero es tan pobre que no puede contar con un amigo. La veo, desesperada, intentando firmar el contrato ante Dios que la unirá de por vida al trozo de carne que con tanta ansiedad aspira a comer y poseer, porque es así: todo se reduce a un trozo de carne y de ceros en la cuenta corriente. Y, como siempre he dicho, eso es más de fulana que de cristiana. Me da pena, me da mucha pena porque pese a haberle metido a la Biblia y a Jesús con un embudo no ha comprendido nada, que lo que tiene que hacer es abrir el corazón de la otra persona y no su bragueta, que el hombre más rico del mundo no tiene porqué ser el que más ceros tenga en su cuenta y que para que le pidan matrimonio nunca hay que perder la dignidad en ello, pues no es buen augurio.
Debe considerarse rico quien es honesto y ayuda a las otras personas sin más ánimo que el altruismo, quien tiene amigos en los malos momentos que impiden que caiga o lo ayudan a levantarse, quien firma un contrato a los ojos de Dios por amor y no por las arras, quien es feliz haciendo su trabajo, quien escoge de forma verdadera su moral y su fe, porque, damas y caballeros, quien escoge la fe sin ser capaz de seguirla, se convierte en un hipócrita.
El ser humano es libre, si uno quiere formar parte de la Obra, que lo haga, si quiere ser Católico practicante que lo sea, lo mismo si prefiere ser Evangelista o como si es Ateo, pero que lo sea de forma sincera, ya hay suficientes prisiones.
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