Imagen vista en Mientelin sobre cómo lograr el éxito profesional.
Tras ver esta imagen más de uno habrá pensado que está del revés, que ni el conocimiento, el trabajo, la sinceridad ni la humildad van a llevarte al éxito. Sin embargo, los vagos, tramposos, metemierdas y divos del postureo van a conseguir el mejor puesto (consulte en su multinacional más próxima).
En realidad, ese gráfico no es el más acertado, lo que hace que consigas un buen puesto en este país del tercer mundo llamado España (no os olvidéis que África comienza en los Pirineos, que no os engañen como a los estados miembro de la UE) es aguantar. Hacer carrera no significa hacer aportaciones y ganarse los ascensos, sino simplemente aguantar a los que tienes por encima, entrar en una empresa, coger el número como quien va a la carnicería e ir aguantando para que te toque turno para promocionar. Por supuesto, todas las palabras de la escalera en rojo, te harán saltar más rápido que el resto de gente, pero seguirá siendo una carrera maratoniana de aguantar. La mayoría de personas que poseen ni que sea una pizca de talento van a sufrir durante este largo proceso sabiendo lo que ocurre si uno se muestra auténtico y sincero.
Las carreras de fondo siempre son más sencillas si se parte de una familia bien posicionada que te asegura un máster de esos que casi nadie puede pagar y unos contactos para entrar con atajo. Sin contar que no es lo mismo una persona que no ha trabajado en su vida durante los años de carrera y que llega a los 23-26 años fresquito para aguantar mierda. Díganle a alguien que lleva aguantando chaparrones desde los 18 años que tiene que aguantar 10 años más, esa persona ya está cansada de aguantar. También se puede seguir corriendo cuando uno tiene un buen techo, pero para mucha gente los 400 euros o 900 euros de un puesto de becario (cuando no son practicas no remuneradas o sólo te pagan el transporte) no le permiten independizarse, aún menos ahorrar para comprar una vivienda o formar una familia. Sin embargo, cuando escuchéis que tal becario o tal persona que tiene el mismo puesto que vosotros y cobra la misma miseria ha podido comprarse un piso en una zona buena, se ha casado, esperan el primer niño... El dinero no es el de su sueldo, sino el de su familia que lo tiene bien acolchadito. Como se trata de aguantar, a estas personas y bajo estas condiciones, les da igual estar 20 años cobrando 400€/mes porque su familia pondrá el resto del dinero para que puedan llevar una vida digna. A cuántas o cuántos conozco que han desistido de prosperar en su campo porque sólo les ofrecían trabajar sin cobrar o ganando 200€/mes (sí, por jornadas de 40h semanales) que lo han mandado todo a la mierda y se han puesto a trabajar en un supermercado o en un centro comercial de dependientes porque necesitaban el dinero. Ha dado igual el talento que tuvieran, era una cuestión de supervivencia, no podían aguantar más esa carrera.
Hubo una mujer, presuntamente en opinión de muchos una gran meretriz (ver comentario número 42 del artículo de el economista, el decoro y correción de este blog nos impide poner la captura de pantalla), que ofrecía prácticas no remuneradas para descartar a los mediocres, lo que se olvidaba esta señora es que cuando le tocó a ella trabajar tenía ese colchón de los padres y que en ningún caso hubiera aceptado para sí esas condiciones dignas de la esclavitud o de David Copperfield. Me maravillo ante la enorme cantidad de jefes que se enorgullecen de que sus trabajadores no cobren y que digan que antes de cobrar hay que hacerlo gratis, condiciones que para ellos y para sus retoños, jamás consentirían.
Fred Bernard, died 1896. - “The Leisure Hour”, London.
Así que, en resumen, para lograr el éxito hay que aguantar independientemente del resto. Cuando leáis que alguien tiene una dilatada carrera, significa, que ha aguantado tanto que le den por detrás que le caben hasta ruedas de camión. Y aguantar es mucho más fácil si se tiene un buen colchón que te amortigüe detrás. Para el resto, recordad la novela David Copperfield de Charles Dickens, un clásico de actualidad y que nos muestra que la sociedad poco ha cambiado desde el siglo XIX.
La verdadera clave del éxito: aguantar hasta que te quepa esto.
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